lunes, 27 de julio de 2009

Cadenas de metáforas

Densidad semántica
Hagamos nuestro un ejemplo que pertenecía a Deleuze y Guattari y que ya forma parte del mercado libre de las ideas: la madera y la carpintería (12). Un ebanista toma una pieza de madera para construir una mesa. No se trata de una pieza escogida indiscriminadamente, el artesano evalúa la madera y selecciona el pedazo adecuado sobre el cual producirá incisiones, cortes y definiciones, según la veta, las ondulaciones y torsiones de sus fibras en un diálogo que supondrá infinidad de acuerdos y desacuerdos, consensos y enfrentamientos. El ebanista lee signos en la pieza, cualidades que manifiestan, más que propiedades lógicas o percepciones sensibles, capacidades de ser afectado o sometido a la acción de una fuerza y capacidades para afectar o liberar una fuerza; así, no sólo encuentra color, textura, durabilidad, tamaño (13), sino la posibilidad inscrita en la madera de ser cepillada, lijada, pulida, o su resistencia a la gravedad, su combustibilidad, etc.

la actividad del surfista
La búsqueda del origen y la causa primera son síntomas de esa enfermedad crónica que aún aqueja al pensamiento filosófico y a las ciencias sociales. No se trata de eludir el problema del origen para entronizar un universo increado y autosuficiente, sino de encarar la aporía constitutiva a toda problemática de la génesis e incorporar la perspectiva fundamental del devenir y la evolución que convierte el espacio-tiempo del origen en un campo problemático siempre móvil, siempre complejo y diverso. En este sentido, como Gilles Deleuze afirma, la pregunta es más bien, ¿qué ocurre en el medio?, atendiendo a la trayectoria misma, al conjunto de procesos que están describiendo un determinado campo, a los procesos mediadores que producen y exhiben una multiplicidad de efectos. Así, en el marco de los deportes y los hábitos populares, afirma Deleuze, los movimientos experimentan transformaciones y ponen de manifiesto este giro de perspectiva cuyas consecuencias hemos estado indicando. Correr, lanzar jabalina y otros deportes por el estilo suponen un necesario punto de inicio que sustenta el esfuerzo o la resistencia, en otras palabras, una palanca. Por el contrario, las nuevas actividades deportivas como el surfing, windsurfing o vuelo en ícaro se constituyen como problema de ingreso a una onda ya existente, de manera que la cuestión básica, antes que definir el origen del esfuerzo, es abordar el movimiento de una gran ola o una columna de aire que se eleva, para estar «en el medio». Y en efecto, el surfista o corredor de olas, el navegante de veleros, el piloto de ícaros, debe remontar un poderoso y complicado sistema constituido por una multiplicidad de fuerzas y flujos de distinta naturaleza, que llevan su propio sentido de dirección en un medio que tiene y desarrolla sus propias orientaciones y trayectorias. El propósito ideal del surfista es llegar a la orilla de la playa sobre la superficie de la ola, un propósito que el corredor de olas no debe perder de vista al hacer sus ajustes a través de la relación con el sistema. Es decir, que la finalidad ideal deberá permanecer en el horizonte del deportista mientras una interrelación procesual construye los sentidos múltiples de la actividad. Como Deleuze afirma, el problema realmente es mantenerse o estar en el medio del sistema, atender al proceso sin tomarlo por una finalidad o fin en sí mismo, ni confundirlo con su propia continuación hasta el infinito. De esta forma, el proceso debe tender a su cumplimiento, manteniéndose en el horizonte de realización de la actividad y el acontecimiento para evitar su sustancialización o hipóstasis.

Somos de esta manera advertidos respecto a la dificultad que entraban las mediaciones procesuales. El concepto mismo de proceso corre el peligro de desaparecer y perderse en el espacio congelado de las sustancias, y estamos siempre tentados a buscar la tierra prometida del
origen originario o habitar el mercado de los objetos y las cosas sin atender a la red de sus movimientos constitutivos.
Pero, ¿quién es entonces el sujeto de los encuentros y las selecciones que tienen lugar en el curso de estos eventos? ¿Quién es el agente de estos procesos y transformaciones? ¿Quién el motor de todas estas fuerzas en relación? Ni sujeto psicológico, ni actor social, ni dupla empírico-trascendental. En su lugar, una multiplicidad inconsciente formada por distintos tipos de elementos, distribuidos sin jerarquía ni determinación recíproca alguna; máquinas humanas, sociales y técnicas que son otros tantos conglomerados procesuales, agentes colectivos constituidos por interacciones de diversa naturaleza: procesos pre-personales, relaciones intersubjetivas y sociales, pero también procesos transpersonales, y en fin, un complejo autogestionado de estrategias operando tanto en la naturaleza como en el campo social. No existe en consecuencia una entidad exterior a estos espacios o superficies que encarne intencionalidad azar.
Una perspectiva procesual atiende, pues, al conjunto de movimientos y vectores que constituyen sistemas y microsistemas complejos, subrayando las funciones, la producción de circunstancias, el pasar de las cosas que pasan, los acontecimientos que responden a las preguntas ¿en qué caso?, ¿dónde?, ¿cuándo?, ¿cómo?, aprehendiendo el diagrama de instrucciones heurísticas que constituyen las condiciones de producción de existencia y en fin,
el conglomerado dispar de aquello que hace posible «lo que es», para disolver toda referencia a una sustancia fundante, un sub-jectum, una causalidad inicial .
Studio Daniel Libeskind - Royal Ontario Museum (ROM)
El Michael Lee-Chin Crystal deriva su nombre del edificio de cinco volúmenes de la intersección, que son una reminiscencia de los cristales de las Galerías de Mineralogía del Museo Real de Ontario, por esta razón su diseño plantea una estructura de formas prismáticas, orgánicamente ligadas entre sí. La intersección de dos de los cristales, cada uno de los cuales está dedicado a las nuevas galerías, crea un vacío, conocido como el Espíritu Cámara. Esencialmente, un gran aumento del atrio conformado este en el tercer cristal, y que contiene una serie de puentes que cruzan a distintos niveles, el Espíritu Cámara pretende ser un lugar para los visitantes a fin de reflexionar sobre las exposiciones que han experimentado en una galería antes de pasar a la siguiente. Un cuarto de cristal, conocido como la Escalera de Maravillas está dedicado a la circulación vertical. Un quinto cristal alberga el restaurante principal. La intersección de los espacios de Michael Lee-Chin Crystal crear una serie de atrios a diferentes niveles, que ofrecen visitas a galerías y otros espacios dentro del Museo. Un gran atrio, conocido como el jacinto Gloria Chen Corte, separa la construcción del nuevo edificio de la Sala del edificio patrimonial y prevé la construcción de una visión completa de casi todo el edificio patrimonial restaurado en sus fachadas.







Proceso es producción


Aproximadamente el 20 por ciento de la fachada está perforada por las ventanas que ofrecen impresionantes vistas de la construcción, sino también en el edificio y las galerías, ampliando así el vínculo entre el museo y los transeúntes.
Royal Ontario Museum Este proyecto consiste en la renovación de diez galerías nuevas en el actual edificio histórico y la creación de una extensión del museo.

Los visitantes al Museo, entran directamente a un amplio atrio, donde se encuentran los dos temas representativos del Museo, Historia Natural y Cultura de la Humanidad, los cuales son evidentes al subir las escaleras entrelazadas que conducen hacia las exposiciones. El primer piso, está unificado en un espacio abierto que permite circular con fluidez.

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